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Un español en Leeds - Septiembre 06 / Febrero07

9 / 24 / 06 La Odisea

9  /  24  /  06  La Odisea

En Leeds amanece temprano, no son ni las 8:00 y ya estoy con los ojos como platos. Afortunadamente me queda saldo en el móvil, le envío un mensaje a mi padre para que me haga una recarga. Tengo el número de otro landlord, Steve, me lo guardé como alternativa. Con el saldo recargado llamo a este señor, es Sunday, lo sé, los domingos no se trabaja y esperaba un milagro. Me dice que sin ningún problema me enseña la casa esa misma mañana,. A las 10:00 había quedado con Keith para finiquitar el contrato y le tenía que explicar que no me gustaba la habitación y que pensaba ver otro sitio. Hasta esa hora me preparé un diálogo lleno de disculpas que no sirvió de nada. Nunca puedes prepararte lo que vas a decir, solo debes cambiar el chip del idioma en la cabeza y dar juego a la improvisación, y así fue. Llega en su coche con una taza de café en la mano, le intento explicar mi situación y él me dice que a la zona a la que me quiero trasladar no es tan buena como esa. En castellano, me intenta vender la moto para que no me vaya, a pesar de todo fue comprensivo conmigo y me entendió. Le pregunté por Buslinthorpe, donde vive Bárbara, al verlo en el mapa me dijo que era una de las peores zonas de Leeds, muy conflictiva.

A las 11:00 ya estaba en Burley Lodge Road, llamo a Steve y en quince minutos se presenta. Antes de que llegue, un chaval con una camiseta de Sepultura, un grupo heavy, me invita a entrar a la casa. Se llama Néstor y me presenta a su chica. Él es ruso y ella alemana, mis próximos compañeros de piso. Llega Steve, un señor de unos cincuenta años con pinta de informático loco. Me muestra la casa, un poco envejecida pero en la que se puede vivir perfectamente. Me sorprendo al ver la habitación, es grande, con un armario decente, mesa amplia, otra con cajones…, esto es otra historia. Solo debía pagar cinco libras más al mes, la diferencia es ridícula al lado de la comodidad. Le dije que haría el traslado esa misma tarde, y con una sonrisilla asintió con la cabeza.

Salgo de allí y regreso a mi antigua casa, está a diez minutos de distancia, la diferencia es que Burley es un barrio obrero y Burkshire más de estudiantes y gente bien, no me importa. Entro, veo a David y le explico que me trasladaría esa tarde, que se lo dijera a Keith aunque pensaba llamarlo. Salgo de la casa con el mapa e intento localizar la dirección de Bárbara, parece que está a una hora o menos andando. Solo me faltaba la jaula con las gallinas, el pueblerino se mete en la gran ciudad en busca de un barrio, Buslinthorpe.

Preguntando se llega a todos sitios, pero cuando saben donde está la cosa se pone chunga. La Odisea se queda corta para explicar todo lo que tuve que andar para llegar a ese barrio y dar con la calle. En Leeds tu andas por la calle y de repente te puedes encontrar de frente un parque de dos kilómetros, calles sin salida o señalizaciones muy raras. Tan solo tengo que decir que llegué a la puerta de su casa a las !5:00 aproximadamente, eso sí, me pude ver una cuarta parte de la ciudad perfectamente.

Llamo a la puerta y me abren dos mujeres negras, pregunto por Bárbara y me señalan su habitación. Subo por unas escaleras, llamo a la puerta y lo primero es darnos un abrazo. Ella estaba también mal, en una habitación sin sábanas en la cama, con una nevera y una especie de fregador. Me explica que la cocina es común, que al menos hay ocho habitaciones en la casa y que a su lado vive una italiana que le ha dejado platos para comer. Humildemente pienso que soy un egoista y efectivamente podía estar peor, y no es que ella lo estuviera, que lo estaba en ese momento, sino que las cosas se me podían haber torcido más .

Decidimos salir a la calle y buscar el camino a su Universidad, debía aprenderlo para saber como ir y le acompañé. En el trayecto le preguntamos a un negro muy chungo donde estaba y nos condujo al lado contrario, pero afortunadamente dimos con Samuel. Otro chico de color, con mejores pintas, que nos acompañó hasta la misma puerta y que estuvo indicando los lugares de referencia para que ella no se perdiera. Aunque él no iba concretamente a ese sitio tuvo la deferencia de llevarnos hasta allí, se portó muy bien.

Ya en la universidad entramos y sí, es grande, enorme, aunque ahí a mi no me tocaba estudiar y tenía envidia. Sentados en las escaleras mi amiga le pregunta a una chica si es española, tiene los rasgos parecidos pero es de Georgia, contesta que le pasa mucho, que no es la primera vez que la confunden con una chica de otra nacionalidad.

Debía llamar a Steve porque el traslado se iba a retrasar y a Keith para decirle que me marchaba, ya en la cabina los llamo y Keith me dice que le tengo que abonar veinte libras por dos días, no me importa, yo quería hacer el cambio ya. Quedo con Steve a las 20:00 y al parecer ya todo perfecto.

Nos quedamos hablando Bárbara y yo cuando tres chicas cargadas de bolsas se paran y preguntan si somos españoles, nos habían escuchado. Se presentan y una alegría me entra por dentro, van a estudiar lo mismo que mi amiga, Filología Inglesa y queda con ellas para el día siguiente. Nos cuentan su viaje hasta aquí, tuvieron que hacer trasbordo en Londres y cuando llegaron a Leeds no había taxi. Unos policías se portaron y las llevaron en un furgón hasta la residencia donde se iban a hospedar. El inconveniente de las residencias es el precio, pagan 410 libras al mes por una habitación y no les incluye comida, por eso venían de hacer la compra. Les acompañamos un rato hasta que nos desviamos dirección a casa de mi amiga. Cuando llegamos, intento buscar un autobús compatible para que me lleve al centro y desde allí buscar un taxi. Después de casi media hora pasa uno, me despido y le indico al conductor que me avise en la parada más céntrica posible.

Son casi las ocho de la noche y estoy ya en mitad del centro, me acerco a la estación de bus y hay una cola enorme de gente esperando un taxi. Como un loco ando por las calles intentando parar alguno, por fin lo consigo y me calmo. Ese momento si no ha sido el peor, ha sido uno de los peores que he pasado desde que he llegado.

Llego a la casa y me encuentro a David, me ayuda a bajar las maletas y le doy las 20 libras para Keith, nos despedimos con un see you porque ya nos veríamos por la facultad.

El taxista es pakistaní y con una pinta un poco rara, me cobró primero la carrera al llegar a Burkshire y al llegar a Burley la siguiente, evidentemente me salía más caro. Con los taxistas hay que negociar previamente a cuanto te va a salir la carrera independientemente de lo que marque el taxímetro, eso hay que saberlo. Entro a la casa, Néstor me ayuda con las maletas y las subimos a la habitación. Llama a Steve para decirle que ya había llegado, que me había perdido en el centro y por eso no pude llegar a mi hora. Mientras esperamos me cuenta que estudia historia francesa en la Universidad y que su única familia aquí es su hermana que vive en Londres y no tiene casi trato con ella, entre otras cosas. Su pareja apenas cuenta de donde es y poco más, pero es muy agradable. El salón está decorado con dos posters, uno del grupo Kiss y otro de los cómicos Monthy Pyton. Llega Steve, me explica las condiciones del contrato y acepto, le pago el dinero del depósito, 150 libras y todo solucionado. El caso es que a finales de este mes le tengo que abonar 700 libras como adelanto de los tres meses, es el modo de cobrar aquí, por otra parte te ahorras el follón de tener que estar pendiente cada mes.

Subo a la habitación y me doy cuenta de que la comida que me traje la he olvidado en la otra casa. No solo eso, también ropa y algo esencial, el paraguas. Decido no complicarme la cabeza y pensar que ya tendría tiempo mañana para pasar a recogerlo.

Tengo hambre, estoy en la cama y por no abusar de mis compañeros no cojo nada de la nevera. Hace frío y bajo unas sábanas del Liverpool pienso: ¡Quiero volver a mi planeta!

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